Fue un encuentro con calma, sin prisas por hacer, con tiempo de sentir, enfocado a reconectarnos, a saber cómo estamos, a expresar los que nos hace falta, a achucharnos, a estar, a disfrutarnos.
Fluye desde la llegada. Todas las personas llegan a la hora indicada y dejamos los coches en Tarifa. El aparcamiento del molino sin saturación, los vecinos no se molestan, parece que nadie se entera de nuestra discreta llegada. Llueve, llueve y llueve y a pesar de ello el Molino y las molineras acogen desde la tranquilidad. Hay un ambiente de acercamiento, de encuentro, de armonía, a pesar del barro, la lluvia, la humedad, la posible incomodidad. Hay ganas. Ganas de divertirnos, sonreírnos, compartirnos, contarnos, escucharnos, de simplemente estar juntas y sentir que seguimos siendo una red en comunidad.
El formulario que respondemos nos muestra desde el inicio hacia lo que queremos ir este fin de semana. Una clara tendencia hacia el trabajo hacia adentro: miembros, estrategia interna, conexión…. clarísimo. Y en eso es en lo que nos hemos centrado. Lo primero que hemos hecho, a lo largo de todo el día del viernes y la mitad del sábado ha sido darnos el tiempo de conectarnos de nuevo, con tiempo, con espacio, con calma… sin prisas… ya que la prisa desvanece la conexión.
Y lo sabemos. Pues esta vez nos lo hemos permitido. Nos hemos permitido sentirnos parte de la red de nuevo, e incluso sentir que somos más que una red. Un grupo de personas, una entidad compuesta de proyectos que están formados por personas, con una trayectoria e historia que recordar y honrar.
Tras una pequeña bienvenida de Clara y Alicia, comenzamos el día con Alberto y Silvia de la Olla que se lanzan a proponer un espacio de cohesión, celebración, y que nos lleve a conocernos un poquito más. Un espacio de juego y disfrute, dinámico, a la vez que emotivo. Una nueva propuesta que se agradece, después de tanto tiempo sin vernos. En el momento en que unas personas decidimos tomar la responsabilidad del diseño de la Agenda del fin de semana y la Facilitación en lo que se refiere a su mapa más completo, en seguida vino a nosotras el deseo de compartir los espacios, que fuesen colaborativos y participativos, dando autonomía a cada persona que se ofreciera, informando del propósito de cada espacio, nada más. Y ha sido un triunfo. Gracias a todas, todas, por los espacios más sutiles, los más obvios, los no visibles pero que también están, los más espesos, cada uno con más o menos tiempo e importancia, más o menos improvisados también…. Todos han sostenido y formado el conjunto que ha permitido que se haga posible el encuentro y su fluidez.
Siguió Charlie sosteniendo un espacio muy importante que fue cobrando más vida a medida que se fue dando: el compartir los momentos vividos este último año en cada proyecto. Mucha emoción, intensa escucha, silencios, caras y corazones empáticos que con miradas se iban reconociendo en la vivencia que escuchaban. Fue un momento de unión profundo pues nos reconocimos en la dificultad del momento y del contexto que estamos viviendo al tiempo que nos reflejamos en el agradecimiento de la vida que tenemos a pesar de este contexto. Nos alargamos… pues cada una de nosotras necesitó expresarse sin sentir limitaciones, y todas las demás tuvimos necesidad de escuchar, de saber nuestra historia que descubrimos tan compartida en este año del covid.
La tarde fue un regalo para el alma de la RIE. Un regalo para todas. La pregunta que nos surgía es cómo puede ser que en casi 23 años de historia, no nos hayamos parado a mirar qué fue de nuestros inicios, honrar ese camino, las personas, nuestro mapa de ruta….? Quizás no lo hayamos necesitado hasta ahora? Pero este año sí. Había una necesidad de celebrar lo que somos, vincularnos de nuevo a nuestro recorrido para así recuperar el pasado, mirar lo que fuimos y lo que somos para proyectar un futuro. Y así lo hicimos. Clara nos llevó a recordar el camino entre todas. Hubo muchas alegrías, baches, retos, penas, dificultades, recuerdos amargos, recuerdos livianos, otros más pesados, dudas, asombro, descubrimientos…. pero sobre todo el halo del reconocimiento fue lo que tiñó la tarde de gratitud. Mabel y Elías, como élderes de esta red presentes en este encuentro, hicieron juntas el recorrido de la espiral desde sus inicios en el centro, los años previos al 97 hasta hoy 2021. Nos contaron la historia. Una historia llena de vida y de recuerdos que no se han quedado en el olvido ni en la memoria de algunas personas, sino que al renombrarlos les hemos dado entre todas su lugar y les hemos permitido ser, con todo lo que trajeron al campo de esta red, fuese lo que fuese lo que trajeran. Y como colofón a esta dinámica, Elías nos guió a través de los senderos de la honra. Un momento dedicado a honrar a las personas que han estado ahi desde los inicios o casi los inicios y han apoyado en una gran parte de su camino a la RIE; sin medir, y sin esperar nada a cambio, por el mero hecho de apoyar los valores que nos unen. Se escucharon nombres como Ulises, Mauge, Mabel… (añadid porfavor las que falten). Vosotras sabéis quiénes sois, y queremos daros un espacio especial en esta historia. Gracias a todas por hacer de la RIE un proyecto que pasó a ser realidad por vuestro trabajo y tesón hace ya más de 23 años.
Y para terminar este ritual tan especial, algunas amalurrianas se unieron a este momento de agradecimiento. Gracias Irene, Arantxa, Paula y Susan y a todas las demás que aunque no estuvieron presentes online, estaban allí también entre nosotras. Fue una sorpresa pues sabemos que no es un momento fácil para el proyecto de Amalurra. Trato de explicar los momentos que nos explicasteis que estáis atravesando, ya sea con una mirada más en vuestro proceso individual, o en el grupal, y se me emborrona el cuaderno. No consigo transmitir con palabras lo que vivimos juntas en ese momento. Lo que sí podemos compartir es la emoción que emergió de ese encuentro entre todas. La expresión sincera de cada una de las amalurrianas nos llevó a algunas a expresar una profunda gratitud, con el corazón encogido al tiempo que lleno de amor. Fue una despedida del proyecto y un hasta luego a la amistad que nos une. Gracias Amalurra por vuestra inestimable presencia, colaboración a lo largo de todos estos años. Estáis en nuestra historia, formáis parte de esta red y permanecéis en nuestros corazones.
Con este ritual que honró a personas, a proyectos y a nuestra red, nos despedimos con el corazón en la mano, de noche ya cerrada y con ganas de seguir adelante abrazando las despedidas, los cambios y los reencuentros.
Hubo muchas conversaciones de cómo seguir como red. Antes del encuentro entre las sabias y facilitadoras para definir el enfoque del fin de semana y durante el encuentro entre las personas que facilitábamos; para tratar de traer la mejor manera de “trabajar” al grupo. Fuimos planificando e improvisando sobre esa planificación, fluyendo con las dinámicas que se iban proponiendo… como en todas las intervenciones pero quizá con un poco más de presión por el tiempo que teníamos entre una sesión y otra. Pero sirvieron de mucho, pues el sábado por la mañana parece que el espíritu de la RIE de “hacer, hacer, hacer” asomó la cabeza…. quiso atraparnos pero no lo consiguió. Nos hicimos fuertes ante un Forum largo y consciente para compartir desde las entrañas cómo estábamos cada una de nosotras con la RIE. Hubo una participación impresionante, y de un ritmo asombroso. No había tiempo entre una y otra, no dejamos de salir a exponernos al centro. Pudieron las ganas de abrirse al poderoso miedo escénico. Fue conmovedor. Trajimos muchísimos sentires, sensaciones, circunstancias, necesidades, análisis….Elderes cansados de tirar en un sentido y de una forma que no quieren sostener más, jóvenes con ganas de aportar, algunas perdidas, otras enfadadas, poca claridad de lo que es la RIE, ganas de recibir, ganas de dar, necesidad de conocer otros proyectos, de ser conocidos, incertidumbre de lo que podemos aportar, de lo que somos, de lo que se espera de nosotras, ganas de salir al mundo, ganas de seguir padentro, la exigencia de la estructura… y muchísimas más cosas. Una riqueza. Un regalo.
Gracias a Kevin y a Alicia por sostener este espacio y permitir que se diera esto, como un comienzo de limpieza de un campo grupal que hace tanto tiempo que no se ve ni se abraza. Tras esta mañana que al final fue dedicada enteramente a esta dinámica, cada una se buscó una compa con la que terminar de sacar lo que podía haberse quedado dentro y nos fuimos a llenar las barrigas y darnos el medio día de charlas, encuentros, siestas, paseos y disfrutes varios.
Y como no, no pudimos dejar de ser “eficientes” en un encuentro, pues sino no seríamos las RIE. Y no habría sido equilibrado. Algunas se habrían ido desencantadas. Lo sabemos. O quizá todas.
Así que desde ese momento, casi hasta el final del encuentro, tomaron las riendas del carro, Olalla y Fer, como facilitadoras en prácticas, en proceso de terminar su formación. Y lo hicieron con muchísimo mimo, cuidado, dedicación, planificación, adaptación y firmeza. Una buena mezcla. Nos fueron guiando en primer lugar hacia la elección de los temas a trabajar que nos resonaran de manera individual, a través de una dinámica en total silencio, a través de lo sutil, el arte, la escucha, el dibujo, y el juego. Después nos facilitaron el llegar al consenso de esos temas y por fin el trabajarlos. En esto no entraré pues tenéis todos los datos en el acta, mucho más interesante y completo que lo que se pueda contar aquí. Fue un camino de concreción hecho con disfrute, sin peso, liviano en el proceso y en el aterrizaje.
Y terminamos con una reunión del círculo de coordinación, que se prestó a hacer un teatrillo realista de lo que podía acontecer con todas las propuestas y temas presentados. Neus, Esther, Cali, Fer, Clara y con Johnny facilitando, representaron una reunión muy real, atravesada de emociones, tensiones, resoluciones, eficiencia, rodeados de 40 ojos críticos, (y amorosos claro), observándoles. y a los que les permitieron entrar a interrumpirles y dar su aportación, si querían. Todo un reto. Gracias círculo de coordinación por existir, gracias Clara por sostener esa coordinación a veces tan dura, y gracias a cada coordi de círculo por apoyar, nutrir la red y estar ahí.
Y de nuevo Irene nos deleitó con sus danzas del mundo. Recordamos una de las que bailamos el día anterior. Un baile colaborativo, que se utilizaba antaño en los auzolanes de construcción en Bretaña (creo?), pisando la tierra y construyendo juntas, acompasadas al ritmo de la música. El colofón al trabajo , disfrute, trasubo de estos 3 días: terminar construyendo todas juntas un baile. Construir juntas una red de sostén, apoyo y cuidado, envuelta en un sentimiento de conexión y pertenencia que es entre muchas otras cosas, un regalo de referencia al mundo. Un faro.
Gracias 🙂 Alicia Comenge.